domingo, 13 de octubre de 2013

Leer y reflexionar



Mañana Primaveral de un Domingo como tantos. Ultimamente busco notas y frases que me lleguen profundo y me empujen a meditar, aunque sea por un ratito, sobre el sentido de vivir. Dejo, en este post, el final de una entrevista cuyo contenido me incomoda y me provoca un movimiento introspectivo.




-Entonces, Lía, ¿le quedan objetivos o sueños pendientes?
–No, ahora estoy con mis pensamientos y estudio mucho, muchísimo, filosofía. En este momento estoy estudiando a Spinoza y muy concentrada en su teoría, porque es el tipo de filosofía que corresponde al modelo que implemento, un modelo unitario, que implica que no solo tengo un cuerpo, sino que soy un cuerpo. Hay conflictos que se resuelven pensando en la vida como proceso, en la vida como una totalidad.
–Habla del cuerpo, de la mente. ¿Y el alma? ¿Cuál es su concepción sobre el alma?
–Como dije antes, no tengo un cuerpo, sino que soy un cuerpo. Soy una totalidad que tiene la posibilidad de expresarse a través de esto que sería el pensamiento o los sentimientos. Un presocrático, Aristarco de Samos, decía que el alma es un acorde, y que hay una combinación que tiene que darse para que el cuerpo, que es el instrumento, suene bien. El alma no es un hálito divino, sino un acorde que surge como una combinatoria de los elementos corporales, y cuando alguien se muere, se acabó el alma. No creo en el más allá. Polvo eres y en polvo te convertirás.

Lía Ricón es directora de Docencia del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA); miembro didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA); profesora titular del Departamento de Salud Mental de la Universidad de Buenos Aires; profesora titular de Salud Mental IV de la Universidad Favaloro y directora de la carrera de médicos especialistas en Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UBA.